IRREVERENCIAS MARAVILLOSAS: Terror y fascinación, la dualidad en lo ignorado

Cuadrúpedos alados, aves con dos o tres cabezas y seres con extremidades… Algunos de los críptidos más conocidos son: el Yeti, Pie grande y el monstruo del lago Ness (Nessy); hay serpientes marinas gigantes, vampiros, humanoides, sirenas, o el Kraken (que no debe confundirse con los calamares gigantes). Irreverencias maravillosas, columna de Lola Ancira.

Anuncio de La sirena de Fiji de P.T. Barnum's, 1842

Anuncio de La sirena de Fiji de P.T. Barnum’s, 1842

Hoy en día el riesgo de ser engañados sigue siendo igual de grande que antaño, y más por los múltiples adelantos tecnológicos. Uno de los estafadores más conocidos relacionados con la criptozoología es Rick Dyer, un fanático de Pie grande que ha tenido múltiples problemas legales, el más reciente por vender videos en Internet donde aparentemente captura a dicho espécimen.

La criptozoología –o estudio de los animales ocultos, por su etimología griega– es una pseudociencia (pues no cumple con un método científico ni evidencias o teorías científicas) que investiga y realiza búsquedas de los animales que no han sido clasificados porque no se ha comprobado su existencia, aquellos que se han determinado extintos e incluso de seres mitológicos. Estas criaturas reciben el nombre de críptidos, y la evidencia recabada en torno a ellos pocas veces es auténtica, pues en su mayoría son avistamientos que no pueden ser corroborados, así como sus imágenes, de mala calidad o alteradas.

Avistamientos como la sirena de Barnum o de Fiji (1842), que causó gran furor al referirse a ella como el descubrimiento de una belleza acuática única, cuando en realidad era la unión de la cabeza y parte superior de un mono con la cola de un salmón disecado. Después de varios casos más como estos, cuando en 1798 John Hunter descubrió al ornitorrinco la gente pensó que se trataba de otra estafa, pues parecía más el cuerpo de un mamífero pequeño unido al pico y patas de un pato que una especie nueva y real. Y es que, una característica común de los críptidos es que son parte del folclore de alguna población a través de la tradición oral.

Cuadrúpedos alados, aves con dos o tres cabezas y seres con extremidades… Algunos de los críptidos más conocidos son: el Yeti, Pie grande y el monstruo del lago Ness (Nessy); hay serpientes marinas gigantes, vampiros, humanoides, sirenas, o el Kraken (que no debe confundirse con los calamares gigantes).

[pullquote]Con la infinidad de criaturas y seres vivos que existen y han existido es  probable que una especie desconocida se extinga antes de ser descubierta, y resultaría extraño que ningúncríptido existiera.[/pullquote]

Con la infinidad de criaturas y seres vivos que existen y han existido es  probable que una especie desconocida se extinga antes de ser descubierta, y resultaría extraño que ningún críptido existiera. Vivimos en un planeta donde (según un estudio publicado hace unas semanas en la revista PLoS Biology), entre los 5 reinos de la naturaleza, existen 8.7 millones de especies coexistiendo y de las cuales la ciencia sólo tiene conocimiento de 1.2 millones. Sólo con el 15% de las especies vivas catalogadas. También es más probable que la raza humana se extinga antes de conocer si quiera la mitad de las especies. No olvidemos la nefasta tendencia abuscar yexterminartodo aquello que sea diferente, todo lo desconocido e incluso su propio hogar.

En lengua inglesa hay múltiples páginas dedicadas a la criptozoología e incluso un museo internacional en Portland, Maine. Hay cerca de 400 libros, en esta lengua, sobre la temática, publicados entre 1915 y 2013, como The Book of the Damned (1919) de Charle Fort, Stranger Than Science (1959) de Frank Edwards, Searching for Hidden Animals: An Inquiry into Zoological Mysteries (1980) de  Roy P. MacKal, A Dictionary of Cryptozoology (2004) de Ronan Coghlan o Sea Monsters on Medieval and Renaissance Maps (2013) de Chet Van Duze, que contienen un sinfín de ilustraciones y fotografías asombrosas. En español, hay muy pocas las publicaciones. Sobresale El gran libro de la criptozoología (2008) de Gustavo Sánchez Romero, David Heylen y José Gregorio González.

Y si no, tenemos la ficción.

En la literatura fantástica existen obras fascinantes: El libro de los seres imaginarios (1957) de Jorge Luis Borges en colaboración con Margarita Guerrero, donde hablan sobre más de 80 seres que han existido en parte del imaginario de los seres humanos desde tiempos recónditos, y en cuyo prólogo él mismo afirma:

«Nos hemos atenido, sin embargo, a lo que inmediatamente sugiere la locución “seres imaginarios”, hemos compilado un manual de los extraños entes que ha engendrado, a lo largo del tiempo y del espacio, la fantasía de los hombres.»

Luego está Bestiario (1959) de Juan José Arreola. Obra en la que, a través del análisis del comportamiento de ciertas criaturas, el autor logra analogías con los seres humanos. El título tiene claras reminiscencias de los bestiarios de la edad media (bestiarum vocabulum), una especie de manual ilustrado de animales y plantas con la respectiva historia y explicación de su existencia. Después surgieron los bestiarios mitológicos (s. XII), en los que reunían a diferentes seres mitológicos y animales ficticios o monstruosos. Aquí hay que recordar el primer libro de cuento de Julio Cortázar, también Bestiario (1951), que no tiene que ver con críptidos en absoluto.

Los críptidos son seres fascinantes que, a pesar de que no se pueda justificar su existencia, son seres sobre los que se han construido infinidad de impresionantes historias que han vivido en la imaginación del hombre, muy probablemente desde que tuvo la capacidad de relatar oralmente, y que no se extinguirán mientras que la imaginación y curiosidad del ser humano no sean suprimidas.~